3 de noviembre de 2014

El meteorito que mató a los dinosaurios

Hace 65 millones de años la Tierra era un planeta fértil y exuberante. Una roca de apenas 10 kilómetros de diámetro impactó en lo que hoy es el Golfo de México con una potencia equivalente a 100 millones de bombas atómicas. En una fracción de segundo, toda el agua en 150 kilómetros a la redonda se convierte en vapor y cualquier ser vivo en un radio de 300 kilómetros muere al instante. Terremotos de una magnitud inimaginable y erupciones volcánicas se sucedieron a continuación por todo el globo mientras olas gigantescas arrasaron las costas. Por si esto fuera poco, miles de millones de toneladas de roca de la corteza terrestre se precipitaron al espacio y volvieron a caer en forma de meteoritos atraídos por la gravedad en un bombardeo que arrasó cada rincón del mundo.

Los animales y plantas que sobrevivieron a este cataclismo tuvieron que hacer frente al invierno nuclear. Un cambio climático radical provocado por el polvo en suspensión resultante que bloqueó los rayos del Sol durante meses. Las plantas murieron al no poder hacer la fotosíntesis. Los herbívoros que se alimentaban de esas plantas murieron de inanición y a su vez, los carnívoros que cazaban a esos herbívoros se quedaron sin presas. El resultado: la extinción de más del 70 % de las especies.


Las cicatrices de este impacto son visibles hoy en el llamado cráter de Chicxulub, en la península de Yucatán. Se trata de una enorme depresión de 180 kilómetros de diámetro que se extiende por tierra y por mar y que solo pudo ser generada por un meteorito de unos 10 kilómetros de diámetro. Es asimismo destacable el hecho de que en el área circundante al cráter se hayan encontrado tectitas, fragmentos de arena fundida que se producen por el descomunal calor que se genera en un impacto de tales características.

meteorito dinosaurios
Lugar del impacto del meteorito

Pero si hay una prueba verdaderamente concluyente de este suceso es la presencia de una fina capa de iridio entre los estratos de la corteza terrestre correspondientes al Cretácico, periodo de la gran extinción, y el Terciario. Teniendo en cuenta que el iridio es un metal extremadamente raro en la Tierra, que está presente en los meteoritos, es posible explicar la anómala concentración de este elemento extraterrestre justamente en esa época.

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Capa de iridio que marca la frontera entre el Cretácico y el Terciario

Tal vez la caída del meteorito que mató a los dinosaurios pueda parecer un suceso lejano en el tiempo pero lo cierto es que la Tierra ha sufrido no uno sino varios impactos del estilo o incluso mayores. Si sucedió antes, volverá a suceder. Para cuando eso ocurra, si es que aún seguimos aquí, tendremos que dar una respuesta.

¿Estaremos preparados?

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